jueves, 28 de enero de 2010

“ME ENGAÑARÁN EN EL SUELDO PERO EN EL TRABAJO, NO”

Al cabo de los años, uno se va acostumbrando a OIR, VER y NO CALLAR ante las faltas de respeto hacia esta profesión. Las vacaciones, la paga, el poco trabajo que hacemos… Cuando este tipo de consideraciones son externas, es decir, que vienen desde otros colectivos que no CONOCEN nuestro trabajo, pues intentas contrarrestarlos y “entenderlos” . Pero lo que más duele (casi avergüenza, diría yo) es que alguien, desde tu mismo colectivo, dé pábulo, fundamento a esas faltas de respeto.

Me refiero a la expresión que da título a esta entrada. ¡Demoledora! Sobre todo si se piensa que ha sido dicha con cierta vanagloria o “chulería” de trabajar “lo justito”

Y es que no me acostumbro y aún me hieren este tipo de expresiones.

En un primer momento, me enfadan y me invitan a la discusión ( soy apasionado) , corriendo el riesgo de parecer un imbécil iluso diana de todas las miradas cuando rebato indignado y con pasión.

Unos instantes después, continúo defendiendo el compromiso como maestro ( Decía Freire que no somos seres de adaptación, sino de transformación), la ilusión, la alegría, la empatía con alumnos y familias, el afecto, el involucrarse... y te sientes...RARO. Raro, porque escuchas todo un “rosario” sobre la administración, los padres, los alumnos, las experiencias vividas, la confianza mal entendida, que es mejor no darla... ( en el peor de los casos tod@s se callan y luego, cuando no estás, opinan, hacen juicios de valor... y se quedan tranquil@s diciendo: es que este Pedro...)

Después de varios días dándole vueltas a la susodicha expresión, pensé en que algo tendría que escribir al respecto, sobre todo por l@s maestr@s ( incluyo en esta palabra a profesores y profesoras) que se dejan la piel y el aliento a diario intentando entusiasmar, proponer, mostrar, resolver, motivar, coordinar, entender, empatizar, ilusionar... y por aquellos otros que, cuando empiezan a trabajar, dudan si dejarse llevar por los discursos de los quemados, de los que están de vuelta, de los que no tienen ilusión y son infelices en su trabajo, de los que equivocan disciplina con convivencia o autoridad con poder, de los que UN MAL PLAN DE SELECCIÓN Y FORMACIÓN del profesorado, les negó herramientas, habilidades, saber pedagógico y psicológico, estrategias, teorías y prácticas que les hubiesen permitido convertir las situaciones difíciles en APRENDIZAJE mutuo.

Entonces, encontré este artículo de Santos Guerra que lo sabe decir todo mucho mejor que yo y decidí enlazarlo a estos comentarios. Comparto sus opiniones sobre los mercenarios y las soluciones que propone.

¿Para cuándo un modelo de selección y formación del profesorado que contemple ese compromiso y esas “competencias” profesionales propias de los tiempos que vivimos?

UN DESEO: Que este tipo de individuo desaparezca de todas las profesiones

UN TEMOR: Que el tan traído PACTO SOCIAL Y POLÍTICO POR LA EDUCACIÓN, aspire a objetivos más "importantes" y no contemple esa selección y formación inicial a la que antes aludía.

Enlace al artículo de Santos Guerra. ARTÍCULO



5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué poquito me fío del PP, de CONCAPA, y de lo que tenga que ver con la Iglesia...!

Te invito a debatir (si te apetece) en la entrada que he subido en este blog donde colaboro: Feluky Circle "El "Cortoplacismo" político, una profesión...".

Bikos.

Anónimo dijo...

Muy bueno el artículo que enlazas. Algunos han ido perdiendo la motivación, si es que algún día la tuvieron. O nunca han entendido la gran responsabilidad de lo que su profesión (vocación) conllevaba.

Una mejor selección de los docentes... ¡cómo repercutiría en los destinatarios!

Otro biko.

Pedro Díaz Acero dijo...

Comparto tu desconfianza, Helena. Leí tu entrada en Feluky Circle y añadí un comentario expresando mi opinión al respecto.
Un abrazote.

Anónimo dijo...

Creo que aunque te sientas raro, hay que rebelarse y no reír en exceso este tipo de ocurrencias. Te animo a que continúes así de iluso y con esas inquietudes. Santos Guerra lo "clava". Un saludo Pedro.

Anónimo dijo...
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